Trabajar desde casa o “home office” era el trabajo soñado: “Habría más tiempo, se evitaría el tráfico, podría estar más cómodo y disfrutar de tiempo para mí, para mi familia, y para las cosas que me gustan” eran algunas de las expectativas de esta forma de trabajar. La realidad es que constituye un gran reto: el entorno cambia, las distracciones son diferentes y la capacidad para desconectarse es menor.
La productividad requiere una visión integral, que tenga en cuenta el propósito y nuestras metas personales, la gestión de los pendientes y el manejo de la energía. A continuación, encontrarás varias recomendaciones relacionadas con estos aspectos que te permitirán adaptarse más fácilmente a este nuevo escenario laboral, incrementar su productividad y evitar desesperarse en el proceso.
Acciones para trabajar desde casa
El primer paso es aceptar que las cosas no son como antes, algunas toman más tiempo, la tecnología puede fallar y seguramente va a sufrir distracciones o interrupciones inesperadas.
Después de esto intenta replicar varios elementos que hacían parte de su vida en una oficina, que el entorno de alguna forma favorecía, pero que ahora son variables que usted necesita controlar de forma más activa.
1. Organizar el espacio de trabajo
Intenta crear un puesto de trabajo. Esto, quiere decir un escritorio y un lugar donde ubicar documentos físicos, así evitará invadir zonas comunes de la casa. Si esto no es posible, define una zona de trabajo durante la jornada laboral que podrás retirar cuando termine.
Evita: Trabajar en la sala, la cama o espacios donde problemas de ergonomía puedan reducir su productividad o afectar su salud.
2. Prevenir distracciones
Igual que en la oficina, vale la pena identificar las fuentes de interrupciones, tanto las antiguas como las nuevas (mascotas, familia, compañeros de vivienda) y hacer acuerdos para evitar que nos distraigan o interrumpan, especialmente en momentos que estamos conectados con otras personas. Por ejemplo, avisarles cuándo te vas a conectar, que si te ven con los audífonos estás en conferencia y no te hablen, que no enciendan la licuadora o aspiradora en ciertos horarios.
Evita: Chatear o revisar correos permanentemente (establezca momentos o tiempos específicos).
3. Establecer rutinas de trabajo
El cerebro necesita darse cuenta de que sigue su rutina de trabajo, es decir, que conviene mantener el mismo horario, vestirse, arreglarse y empezar a trabajar. Sin duda, también terminar de trabajar. Otras rutinas útiles son: conectarse con el equipo de trabajo, hacer seguimiento, acordar momentos para hablar con las personas de alta interacción: jefe, colaboradores, otras personas de la organización y proveedores.
Evita: Descuidar tu apariencia personal, conectarse en horarios que invadan tu vida personal
4. Desconectarse y establecer rutinas para manejar la energía (pausas activas)
Tan importante como mantenerse concentrado y conectado es poder desconectarse para recargar. Levántate del “puesto” de trabajo para caminar por la casa y hacer algunos estiramientos, define una hora para terminar el día laboral, haz ejercicio en casa (Puedes utilizar canales de youtube como Gaia, yoga with Adrianne, Popsugar, también aplicaciones como 7 minutes workout de J&J). Crea rutinas para los temas de logística del hogar, como revisar las tareas de los hijos, cocinar, limpiar, organizar. Aprovecha para revisar tus metas personales y dedicar tiempo a aquellas que puedas hacer desde casa. Recuerda que una aspecto importante es el descanso, desconectarse de la información y actividades ayuda también a ser creativos.
Evita: Saltarte el almuerzo, quedarte más de una hora y media sentado.
5. Reflexionar
En cualquier situación nueva, proyecto o aprendizaje es importante evaluar los cambios y su impacto. Piensa cómo el cambio te afecta y qué tanto lo asimilas, te adaptas y lo acoges. Por lo tanto, es muy útil hacerse 3 preguntas, al principio diariamente y después semanalmente:
- ¿Cómo me siento?
- ¿Qué me funciona?
- ¿Qué me incomoda/molesta?
Con estas reflexiones puedes definir acciones específicas para ir ajustándose y ajustando su entorno para sentirte mejor y menos abrumado.
Evita: Quejarse sin pensar en qué puede cambiar. Culpar a otros (la organización, la pareja, los hijos, el colegio de los hijos).
Trabajar en un nuevo lugar impone nuevos retos, así que replica las buenas prácticas de la oficina, ahora en la casa y detecta las nuevas”variables” para ajustarse a ellas. Aunque es seguro que durante un tiempo te sientas algo desorientado y probablemente algo frustrado, la cuestión no es rechazar o ignorar esa sensación sino, poder adaptarse más rápidamente.
Para lograrlo, hacer conciencia y reflexionar sobre lo que te incomoda permite preguntarse como resolverlo. Esto te ayudará a afrontar éste y los cambios que están por venir para a ser más productivo y feliz.
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