El trabajo remoto puso a prueba nuestras capacidades para confiar en otros y para cambiar el control frente a las tareas y actividades por el acompañamiento para lograr los resultados.
Esa capacidad para generar autonomía desarrolla y construye confianza. Ahora que ha iniciado la primavera hacemos la analogía con sembrar talento para que crezca, florezca y veamos resultados.
Muchos han estado el último año desarrollando intuitivamente mecanismos para lograr el compromiso de los demás a distancia y poder conseguir resultados.
Cuando los líderes delegan efectivamente mejoran su capacidad para lograr resultados, agilizan los procesos del área, demuestran confianza, generan autonomía y promueven el desarrollo retando y acompañando a las personas en su crecimiento.
A continuación, identificarás las señales que nos permiten identificar donde tenemos oportunidades para delegar y las pautas para hacerlo efectivamente. Así podrás generar más tiempo para dedicarte a las responsabilidades clave en tu rol y al mismo tiempo para ayudar a otros a crecer, desarrollarse y generar resultados mayores resultados.
¿Sabes cuáles son tus oportunidades para generar autonomía en los demás?
Los líderes saben que otros les ayudan a alcanzar los resultados, aunque en ocasiones las personas no hacen lo que se esperaba, generan retrabajos, incumplen fechas o afectan la calidad de lo que se espera de ellos; situaciones que se han agudizado con el trabajo remoto.
Esto genera una gran frustración por parte del líder e impacta el ambiente de trabajo en los equipos.
Aunque se pueden observar diferentes problemas, aquí encuentras los más comunes cuando no delegamos efectivamente:
- Falta confianza en quienes te rodean para delegarles las tareas, pues te consideras experto y no crees que otros puedan hacerlo tan bien como tú. ¿Prefieres hacerlo directamente? El efecto es que te sobrecargas, quitas la responsabilidad del otro y en consecuencia, pierdes tu capacidad para planear y alinearte con la estrategia. Adicionalmente tus colaboradores se sienten desmotivados y sin capacidad para crecer. Este tipo de comportamientos limita mucho los resultados y la capacidad de crecimiento porque no es escalable a mediano ni a largo plazo.
- Confianza selectiva, delegando en exceso a la misma persona. ¿Prefieres típicamente entregar lo importante a la misma persona? Cuando alguien en el equipo responde con resultados y tiene alto compromiso, es la primera opción de su líder, lastimosamente a veces es la única. Esto, al inicio, hace que esta persona se sienta cómoda y orgullosa, pero en el largo plazo esta sensación disminuye y pasa a ser de rechazo. Por otro lado, los demás miembros del equipo reducen su compromiso al saber que no van a recibir tantas responsabilidades y pueden sentirse incómodos por las preferencias del líder.
- Delegar tareas a una persona que no tiene las habilidades de sus colaboradores. ¿Sientes más cercanía con alguien para delegarle sin que tenga las habilidades o el potencial? Esto, genera malestar, desmotiva y dificulta lograr los objetivos. Aunque puede haber buenas intenciones como retar o desarrollar a la persona, entregar tareas sin haber preparado a la persona genera el efecto contrario.
- Delegar sin dar toda la información necesaria o el empoderamiento requerido para que puedan cumplir con lo encargado. ¿Te han entregado algo que no era lo que esperabas? Lo notamos cuando se presentan muchos mal entendidos, desgaste y retrabajos de los colaboradores sumado a una gran frustración de sus líderes.
- No balancear el seguimiento y acompañamiento. ¿Preguntas a cada rato por el resultado? ¿Sabes si te tildan de “intenso(a)” con el seguimiento? Para los líderes es difícil saber qué tanto controlan y acompañan porque los excesos sabemos que resultan mal, demasiado puede sentirse como acoso y poco como desinterés. Es clave diferenciar el seguimiento del acompañamiento, aunque van de la mano, usar criterios para acordarlo y saber cómo balancearlos en cada caso.
Cómo un líder puede generar autonomía al delegar efectivamente
El objetivo al delegar es asegurar los resultados, incrementar la capacidad del líder y del equipo. El primer paso es elegir a la persona, el segundo es dar la información necesaria para poder ejecutar lo requerido; finalmente hacer seguimiento y acompañamiento.
Escoger a la persona apropiada para la tarea
Escoger la persona apropiada implica tener en cuenta el rol, la experiencia y el conocimiento. También hay que considerar otros aspectos, como balancear las cargas de trabajo, identificar el nivel de compromiso y la oportunidad de desarrollar a nuevas personas, aun cuando no sean la opción más obvia para seleccionarlas. Si este es el caso, habrá que cerciorarse si tienen los recursos, el potencial y el entrenamiento para que puedan cumplir.
Brindar la información para ejecutar la tarea o lograr el resultado esperado
Dependiendo del nivel de experiencia, conocimiento y compromiso de la persona o personas que harán una tarea o se harán cargo de algo, es importante brindar la información con suficiente detalle para que puedan llevarla a cabo.
Esto implica varios aspectos, algunos de los cuales a veces olvidamos generando confusión y retrabajos, o asumimos que la persona los tiene claros. Los aspectos a tener en cuenta al delegar una tarea son:
- Describir lo que se espera: tarea / entregable
- Aclarar el objetivo que se quiere lograr: explicar para qué se hace la tarea
- Dar el contexto necesario para generar autonomía, incluyendo:
- Por qué está delegando
- Información relacionada y dónde conseguirla
- Preguntar o identificar los riesgos a evitar
- Establecer los límites (alcance) a tener en cuenta (por ejemplo: presupuesto o vencimientos)
Adicionalmente, considerar el tono con el que maneja la conversación, evitando simplemente dar órdenes. Es recomendable hacerlo constructivo, y así lograr mayor compromiso, usando preguntas abiertas, escuchando inquietudes y generando espacio para resolver dudas.
Definir cómo y cuándo se hará seguimiento
Al final es clave incluir cómo y cuándo se hará el seguimiento, registrarlo en tu lista de pendientes o convertirlo en una rutina. También, acordar qué tipo de acompañamiento se hará y cómo se resolverán dudas. Es muy útil aplicar un liderazgo situacional, para definir el nivel de acompañamiento, teniendo en cuenta dos variables: el nivel de compromiso de las personas y sus capacidades para desarrollar la tarea. Eso determinará si requiere hacerse con frecuencia o menos intensivo.
Tips después de delegar
El líder debe evitar hacer la tarea cuando se dan incumplimientos o retrasos, en lugar de eso, hay que aprovechar el momento para orientar y dar retroalimentación asertiva. De lo contrario perderá una gran oportunidad de formar, generar autonomía y lograr un mejor aporte del colaborador.
¿Qué es lo que un líder no delega?
Los líderes son responsables por el resultado, por su gente y por el buen clima organizacional; no los pueden entregar ni a gestión humana o alguno de sus colaboradores. Tampoco algunos temas de su rol como: compartir la visión, gestionar el desempeño y el desarrollo.
Los beneficios de aprender a delegar
Cuando delega bien, el líder aumenta la confianza y el compromiso con su gente, mejora la productividad y la capacidad de ejecución de su equipo. Esto se ve reflejado en la tranquilidad de las personas para reconocer sus errores o limitaciones, preguntar, aclarar lo que no entienden y evitar excusas o justificaciones por incumplimientos.
En resumen, para delegar es clave elegir a la persona adecuada, dar la información necesaria y generar autonomía. Además, hacer seguimiento consistente y acompañar en función de las habilidades y el nivel de compromiso de las personas.
Este post ha sido actualizado el 26 de marzo 2021.
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