En muchas ocasiones, cuando hablamos de resiliencia, podemos imaginarnos una persona que es capaz de enfrentarse a la adversidad sola. Además, pensamos que todos los elementos que generan esa resiliencia los construye por su cuenta; a partir de tropezar y levantarse en la vida, se hace más fuerte gradualmente. En esta serie de imaginarios, pareciera que para ser resilientes necesitamos convertirnos en un superhéroe solitario.
Al sacar adelante nuestros emprendimientos, si vamos individualmente, sentimos que escalamos una montaña más alta y que tenemos que halar a otros a seguirnos. Da la impresión de que se sienten excluidos y terminan por rechazar nuestras propuestas. Bajo esta premisa, en los momentos de cambio podemos llegar a sentirnos solos, inseguros de avanzar, sin la capacidad para asumir nuevos retos y proyectos, o derrotados cuando los resultados no se dan como esperamos.
Relaciones recíprocas y duraderas son el respaldo para asumir retos
Necesitamos que los demás se conviertan en quienes nutren nuestras ideas, nos acompañen en la ejecución, nos cuestionen para ampliar el panorama, nos apoyen y alienten. Para que esto suceda podemos construir una red con otras personas, creando relaciones recíprocas y duraderas, en la dimensión personal y laboral, que nos permitan sentirnos respaldados. De la misma manera que, en la vida, nuestra carrera profesional cambia, sucede lo mismo con esta red de apoyo: es dinámica, se enriquece y evoluciona.
Aunque las relaciones son parte del ser humano, y con otros crecemos como personas, enfrentamos dificultades y celebramos logros; requerimos acciones específicas para garantizar que mantenemos y creamos nuevas relaciones. Así, podremos tener el apoyo y acceso a recursos para superar obstáculos, asumir riesgos y retos, asimilar los cambios y alcanzar las metas que nos propongamos. Veamos cómo podemos crear nuevas relaciones, generando empatía y cómo fortalecer nuestras relaciones actuales.
Generar empatía nos abre la puerta a nuevas relaciones
La clave para generar empatía es ser auténticos, con intención de reciprocidad y generosidad en lugar de sólo un interés personal. Las acciones que veremos también son valiosas como un primer paso para ejercer influencia con integridad.
Entender a los demás
Escuchar, indagar y entender lo que otros piensan y opinan. Demostrar interés por el otro, sus necesidades u objetivos; preguntar y pedir la opinión, prestar atención, sin rechazar opiniones diferentes.
Identificar valores compartidos
Cuando reconocemos valores y prioridades compartidas, generamos conexiones más profundas, desde el propósito y lo que trasciende.
Expresarse asertivamente, con claridad y sin atacar
Utilizar hechos y resultados. Solicitar lo que necesitamos o decir con claridad lo que requerimos, con respeto, evita malentendidos y es más fácil para los demás no tener que adivinar qué pasa por nuestra mente.
Contagiar a otros con nuestro optimismo
Se trata de que nuestras interacciones trasmitan más las posibilidades que las carencias, sin negar realidades complejas o retadoras. Además, establecer el tono optimista de las conversaciones: al compartir lo que nos emociona, empezar las conversaciones con lo que valoramos, dar buenas noticias, hablar bien de los otros y de las cosas que hacen. También, es clave hacer reconocimientos y felicitar; por otro lado, evitar criticar o emitir juicios. En general, a la gente no le gusta estar con personas negativas, pesimistas o que están quejándose permanentemente.
Ser generosos y solidarios
Todo esto tiene sentido cuando tenemos una actitud de servir a otros sin esperar algo a cambio. Es poner a disposición de otros nuestros talentos y recursos o la capacidad para conseguirlos.
Cómo fortalecer las relaciones para incrementar la resiliencia
Tan importante como crear nuevas relaciones es mantener y consolidar las que ya tenemos para que sean duraderas y recíprocas. Estas acciones las fortalecen:
Generar confianza
Cumpliendo compromisos, siendo auténticos y permitiendo que los demás nos conozcan mejor. Siendo competentes, desarrollando nuestras capacidades y reconociendo nuestras vulnerabilidades. Así como ser transparentes con las decisiones y opiniones.
Interesarse por los demás
Preocuparse genuinamente por el bienestar de otros con preguntas sencillas como: ¿Cómo te sientes?, ¿cómo esta tu salud?, ¿qué necesitas?
Dedicar tiempo a las relaciones
Cuidar los momentos personales y crear momentos de interacción informal en lo laboral son claves para nutrir las relaciones.
Pedir ayuda cuando la necesitemos
Se requiere humildad y permite a los demás apoyarnos, sentirse útiles y demostrar que nos pueden colaborar, sin que esto se considere una debilidad.
Preguntas para identificar si necesitamos trabajar en nuestras relaciones
Cuando pensemos en las relaciones a nivel personal incluyamos a la pareja, la familia, los amigos; y a nivel laboral contemplemos clientes, proveedores, compañeros de trabajo, personas de otras áreas y jefe. Algunas preguntas nos invitan a la autoconsciencia para movilizarnos y lograr relaciones que contribuyen a nuestra resiliencia.
- ¿En qué momentos me siento solo?
- ¿Cuento con alguien con quien compartir mis problemas y mis alegrías?
- Si necesito ayuda, ¿mis amigos o mi familia están ahí para apoyarme?
- ¿Hay gente de mi trabajo que me apoya?
- ¿Siento la confianza suficiente para expresar mis ideas e inquietudes con mi jefe?
- ¿Qué necesito reforzar en la red que ya tengo? ¿Dónde requiero más cercanía?
Adicionalmente, para las relaciones constructivas y para poner en práctica la empatía, la compasión y la solidaridad, vale la pena hacer la reflexión y preguntarse:
- ¿Qué puedo hacer por los demás?
- ¿Quiénes necesitan una voz de aliento o se sienten solos?
- ¿Quiénes quisieran ser escuchados, compartir sus alegrías o sus preocupaciones?
En conclusión, crear y mantener una red de relaciones y apoyo permite sentirse respaldado frente a la adversidad o a las dificultades. El proceso de sacar adelante nuestras iniciativas requiere de aliados, que nos acompañen, evitando sentirnos aislados. Además, es una red dinámica, porque los retos cambian. Para crearla es necesario abrir la posibilidad de nuevas relaciones, generando empatía y mantenerlas dedicando tiempo y generando confianza.
Así, las relaciones, sumadas al optimismo, la perseverancia, la adaptabilidad, la tolerancia a la incertidumbre y el manejo de emociones son los seis elementos que ayudan a desarrollar la resiliencia y nos permiten disfrutar más de la vida.
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