Cómo tomar un segundo aire y recuperar la fortaleza en la pandemia

Cómo tomar un segundo aire y recuperar la fortaleza en la pandemia

En esta coyuntura, hemos vivido diferentes retos; la ansiedad y la depresión han tomado curso, Necesitamos recuperar el aliento en esta carrera de largo alcance y re significar esta situación para vivir mejor.

En medio de esta coyuntura, nos hemos visto exigidos por diferentes retos; la ansiedad y la depresión han tomado curso, dependiendo de las condiciones individuales. En un principio nos preparamos para una carrera de 100 metros, pues muchos pensamos que sería temporal. Enseguida resultó que la ruta sería de 200 m, luego 500 m, después una maratón… Como es natural, ahora nos sentimos exhaustos.

Cada persona ha vivido la experiencia de manera diferente: para unos, con complicaciones de salud, escasez de recursos, fuera de casa, en condiciones geográficas o de espacio agobiantes. Otros, enfrentando los retos de cuidar de padres o adultos mayores, hijos pequeños y condiciones de aprendizaje virtual. También, relaciones complejas o enfrentando múltiples responsabilidades que incrementan el estrés. Por fortuna, algunos han podido disfrutar de condiciones de comodidad, contacto con la naturaleza y tranquilidad económica, familiar y personal. 

Por otra parte, necesitamos reconocer nuestras emociones y los impactos: personas fallecidas, desempleo, negocios cerrados, condiciones de supervivencia, con un aspecto fundamental: el riesgo sobre la vida.

Esta cuarentena se parece a un experimento realizado en los años 70 cuando pusieron personas en cámaras de privación sensorial, algo muy similar a lo que pueden sentir los astronautas metidos en una cápsula espacial: se suspendían la luz, el sonido y el movimiento de las personas. Según los psiquiatras, hay dos aspectos que pesan: privación de la movilidad y la restricción de posibilidad.

La cuarentena nos genera esas mismas sensaciones; es, en cierta forma, un secuestro, parcial y a término casi fijo.  No sabemos por cuánto tiempo más serán las restricciones, y están en juego la libertad de movimiento y la interacción social, que son tan relevantes en nuestra cultura. Aunque la tecnología, de alguna manera, nos ha permitido mantener las relaciones con otros, seguimos extrañando el contacto físico, que nos expone al contagio. 

Necesitamos recuperar el aliento en esta carrera de largo alcance

Además de nuestra capacidad de adaptación que nos da combustible para fortalecer la resiliencia, podemos cambiar nuestra percepción del tiempo y de crear caminos. Es decir, tenemos posibilidades; como han cambiado las condiciones, necesitamos darle un nuevo sentido a las restricciones que vivimos. Y, esta re significación hace que nuestra emoción cambie y nos permite lograr así un segundo aire. 

Cuando queremos generar una transformación individual, empezamos por observar nuestros pensamientos pues éstos nos generan emociones. Al re significar la restricción, cambia la emoción; y cuando esto ocurre, podemos transformar nuestros comportamientos, dejar de ser “víctimas” del entorno, recuperando el aliento para no desfallecer o rendirnos. 

Implica dejar de ver la restricción como algo que limita y, en su lugar, encontrar las posibilidades que tenemos de construir nuevas realidades y valorar lo importante, de la siguiente forma:

  • Enfocarse en lo que sí podemos hacer
  • Renunciar a lo que nos desgasta 
  • Incorporar cinco hábitos para recargarnos

Tres preguntas sencillas que nos hacen sentirnos dueños de nuestra vida

Al enfocarnos a consciencia en lo que sí podemos hacer, nos sentimos dueños de nuestra vida.

Las tres preguntas que nos ayudan a tomar ese segundo aire son:

1

¿Qué puedo hacer que no estoy haciendo?

2

¿Cuáles dimensiones de mi vida tienen carencias? (física, mental, emocional, espiritual, energética)

3

Es posible que identifiquemos varias cosas por hacer en diferentes dimensiones, recordemos que esta es una carrera de largo alcance y se puede generar balance poco a poco.  Para saber por dónde empezar, la pregunta para priorizar es:
Si sólo puedo hacer una cosa ¿qué haría?

¿Tenemos una lista de cosas para dejar de hacer?

Renunciar a lo que nos desgasta y que no es prioritario reduce la sobrecarga, nos permite sentimos más livianos.  

Se trata de poner límites con algunos compromisos o paradigmas que traíamos antes de que cambiara nuestra situación. Las condiciones actuales nos están diciendo a gritos que no podemos seguir haciendo lo mismo o no de la misma manera. Si no logramos hacer todo lo que nos proponemos, tomemos la decisión consciente de dejar de hacer cosas, que “debemos” o “nos toca”, para enfocarnos en lo relevante.

Algunos ejemplos en lo personal:

  • Limpiar cada rincón de la vivienda todos los días
  • Hacer ciertos oficios domésticos
  • Estar conectados a redes sociales constantemente 
  • Ver todos los noticieros o estar siempre al tanto de las noticias

Algunos ejemplos en lo laboral: 

  • Trabajar largas jornadas
  • Algunos seguimientos
  • Asistir a algunas reuniones
  • Enviar correos para todo 
  • Pasar jornadas sin almorzar

Esta es nuestra oportunidad de construir nuevas tradiciones, no solo nuevos hábitos, en lo personal y ser creativos en la forma de trabajar.

5 hábitos diarios para recargarnos y estar preparados para una carrera de largo alcance

Como somos seres con múltiples dimensiones, física, mental, emocional, espiritual y energética, necesitamos cuidar bien de ellas para tener balance.

Si no cuidamos de nosotros mismos, no podemos cuidar de los demás; el cansancio y el estrés nos quitan el aliento para el largo plazo. Es una invitación a aplicar en la cotidianidad la recomendación de seguridad cuando nos montamos en un avión: “Póngase primero su mascarilla de oxígeno y luego sí ayude a los demás que lo requieran”.

Los 5 hábitos que nos ayudan a resignificar la restricción y construir el balance son:

  1. Meditar, orar al despertarnos Dedicar entre 5 y 15 minutos para establecer nuestra intención ese día.
  2. Alimentarnos degustando a consciencia Procurando que sea natural, local y de cosecha.  Cuidando la nutrición y el descanso, recargamos nuestra energía.
  3. Leer, cantar, pintar, escribir En general, realizar alguna actividad que nos permita desconectarnos por un rato y generar claridad mental.
  4. Bailar, caminar o hacer algún tipo de ejercicio físico o estiramientos La energía física es el combustible base para que nuestro cuerpo funcione, así que es importante recargarla, asegurando una buena oxigenación a través del movimiento y la respiración.  
  5. Nutrir las relaciones y realizar algún acto de bondad Por ejemplo, tomar tiempo para escuchar a aquellos con quienes convivimos, llamar a alguien que necesita compañía, que hace tiempo no vemos o que está pasando por alguna dificultad.  Decidir generar empatía en nuestras interacciones.

Agradecer, valorar, asombrarnos, celebrar y disfrutar

Después de fortalecer la resiliencia de cientos de personas, en diferentes condiciones, es bonito ver que ellos han logrado valorar lo que tienen, asombrarse de lo que son capaces, agradecer por cosas sencillas, disfrutar de lo que tienen y ser capaces de crear a pesar de las restricciones. 

Convertir estos 5 pequeños, y a la vez grandes gestos, en parte de nuestra cotidianidad nos permite cambiar el enfoque y sacar la cabeza del agua cuando nos sentimos ahogados. Es la esencia de los hábitos. Agradecer, valorar, asombrarnos, celebrar y disfrutar es lo que recomiendan los expertos, lo que reflejan los estudios y lo que hemos estado comprobando en la práctica. 

Para finalizar, si estamos hablando de un segundo aire, recordemos que llevamos con nosotros una poderosa herramienta: la respiración.  Por eso, tengamos presente siempre:  respirar, respirar, respirar… naturalmente… conscientemente…

En resumen, nuestro segundo aire depende de nuestra capacidad de adaptación y de resignificar la restricción para cambiar la emoción que nos genera.  Para eso, nos enfocamos en lo que sí podemos hacer, renunciamos a lo que no, e incorporamos 5 hábitos que nos recargan la energía.  Recordamos lo poderoso que es agradecer, valorar, asombrarnos, celebrar y disfrutar, con una maravillosa herramienta:  respirar a consciencia.  Así concebimos un ritmo de aliento largo.

Agradecemos al Psiquiatra Alberto Ulloa por su colaboración para este artículo.


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Patricia Osorio

Socia, Directora de Desarrollo Humano y Consultora Senior de 361°. Ha desarrollado proyectos de estrategia y eficiencia de procesos organizacionales y gerenciales. Certificada como “Certified Quality Manager”, “Cinturón Negro” de Calidad y diseño instruccional y experiencia de más de 20 años como consultora y facilitadora. Ha sido miembro de la junta directiva de Colfondos, se desempeñó en Citibank como Vicepresidente de Calidad y Mejoramiento de Procesos, de Servicio al Cliente; cargos directivos en Mercadeo, Recursos Humanos y Tecnología.

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